lunes, 27 de julio de 2009

Capitulo 26- LA HORA DE MI ABUELO

A la mañana siguiente, la madre de Hugo nos despertó; mire al reloj marcaban las cuatro de la tarde.
- ¡dios! Hugo son las cuatro de la tarde-dije moviéndole, el abrió sus ojos y sonrió, pero luego vio a su madre.
- tranquilízate Melisa, tu abuela a mandado que os despertara para la ceremonia, falta una hora, os he dejado las túnicas hay-dijo señalando el sofá, donde estaban las túnicas de color vino oscuro, eran muy bonitas, también había una cuerda dorada.
- mama, en medía hora estaremos listos, ya me encargo.-dijo mirando a su madre con cara de sueño.
- os e dejado comida hay, por si tenéis hambre- dijo señalando la mesa de al lado del sofá, dicho esto nos dio un beso a cada uno y se fue.
- buenos días, princesa-dijo abrazándome por detrás Hugo, yo me sentí un tanto incomoda, pero decidí seguir el juego a Hugo, le dije que intentaría amarlo, así que eso era lo que iba a hacer.
- buenos días peque-dije dándole un beso en la mejilla.
- ¿Desayunamos?-dijo sonriente.
- preferiría ducharme la verdad, me encuentro algo sudada.
- vale, venga ve tu primera mientras yo voy mirando que ropa me voy a poner.
- ¿ropa? Que se supone que se pone uno ante una transformación.
- ropa elegante, iré a casa a por mi esmoquin.
- ¿te vas?-dije con miedo recordado la ultima noche.
- si, pero pondré un encantamiento, mientras no este aquí.- me relaje al escuchar decir a Hugo eso.
- vale, pero ven rápido- le di un beso en la mejilla y me fui al baño a ducharme, al abrir la puerta me quede petrificada, el suelo estaba lleno de serpientes, una me miro desafiante, pero enseguida cerré la puerta y pude sentir el golpe fuerte de la serpiente chocando con la puerta.- ¡HUGO!-dije temblando-¡hay serpientes!
- ¿Qué dices?
- serpientes, dentro muchas-dije temblando, Hugo se levanto de la cama rápido y vino hacia a mi.
- ¡dios!-me abrazo y me dijo- ve a la cama y quédate hay- cerro los ojos y apareció Claudia en ese momento en mi habitación.
- ¡maldita!-dije chillando y mirándola con odio.
- veo que te alegras de verme querida-dijo sonriendo cínicamente.
- Claudia, en un momento va a venir su abuela y si ve las serpientes empezara a hacerse preguntas.
- ¿serpientes? Ah te refieres a las cobras, bueno sabes que me gustan mucho.
- si, pero también sabes que a mi no.-dijo Hugo acercándose a ella y agarrandola por la cintura, ellos estaban frente con frente.
- cariño, si quieres las quito y no traigo mas pero quiero que pases un día conmigo, ¿vale?-dijo ella toda Melosa, yo ni me inmute sabia que ahora no era momento para ello.
- Claudia esto no es un juego, así que recoge esas serpientes y ¡llevatelas!-dijo algo cabreado.
- no te enfades cariño-dijo mas Melosa mientras le acariciaba la mejilla, el le cogió de los dos brazos dejándola con los brazos hacia arriba y le miro a los ojos.
- Claudia ¡saca esas serpientes de hay! ¿has entendido? ¡como vuelvas a poner alguna serpiente a menos de dos kilómetros a la redonda de Melisa o de mi…
- ¿Qué? ¿Qué harás?-dijo ella ofendida y soltándose de Hugo.
- no me hagas hablar con tu abuelo, a el no le gustara que has intentado matar a Melisa.
- yo no quería matarla, solo quería asustarla-dijo ella mirándole y poniéndole ojitos de pena.
- que no vuelva a suceder-dijo Hugo serio- ahora vete, que tenemos cosas que hacer.
- si, Hugo…- se acerco mas a el, le agarro de la cabeza y le beso, el no le respondió, se veía tenso- te quiero.
- Claudia, vete o nos descubrirán.-dijo el secamente, ella tenia lagrimas en los ojos.
- ¿vendrás a verme?-dijo ella con poca voz, pero se le veía en los ojos dolor.
- ya veremos, por ahora lo veo difícil.- ella le miro primero a el y luego a mi.
- si eso es lo que quieres, llámame- dijo eso y desapareció, me levante de la cama y fui corriendo a los brazos de Hugo.
- Hugo, tengo miedo- dije casi sollozando.
- tranquila, todo esta bien, ahora será mejor que te vistas.- dicho eso me dio un beso en la frente, yo le pedí que me acompañara al baño para ver si quedaba alguna serpiente, pero no había rastro de ellas.
Había tardado un rato en ducharme y arreglarme al final, Hugo me trajo un vestido de noche de los de su hermana, era verde champán de seda, con brillos, me puse unos tacones y me arregle el pelo, cogí la pulsera que la madre de Eneko me había regalado y me la coloque en la muñeca, era lo único que me quedaba de el, baje las escaleras con el vestido puesto y con mi túnica en la mano, abajo nos esperaban mi abuela y Pili, mi abuela sonrió al verme vestida, me ayudaron a ponerme la toga y nos dirigimos al salón, una vez allí repetimos el proceso que el día anterior habíamos hecho, volví a abrir la puerta por segunda vez con éxito, nos encontrábamos otra vez en Ángel caído, nos adentramos en el pueblo, como iba en tacones andar se me hacia un poco pesado, pero agarrada al brazo de Hugo resultaba mas fácil, durante todo el camino, nos mirábamos y sentía como me decía con la mirada si estaba bien, yo cerraba los ojos y asentía.

Nos encontrábamos en la sala, rodeados por varias personas, Hugo me estuvo explicando que eran del consejo, mire a mi abuelo y pude ver que se encontraba algo inquieto pero a la vez muy feliz; mi abuela se acerco a nosotros.
- Mel cariño, Hugo y tu os deberéis sentar allí-dijo señalando las sillas que estaban debajo del ángel, en el centro de la sala, justo detrás de la mesa de mármol, la misma que utilizamos el día que decidí quien me convertiría.
- si abuela- Hugo me cogió de la mano y nos dirigimos hacia las sillas, yo estaba un tanto nerviosa y miraba a los lados un poco atemorizada, me senté en la silla, y mire a mi alrededor todo estaba como lo había viso anteriormente pero había algo que antes no había, una especie de baúl grande de plata, con ángeles tallados y un gran candado de oro.
- Mel, tranquila-dijo Hugo acariciándome la mejilla.
- si… yo… estoy tranquila.
- si claro, y por que tiemblas, por frió.
- Hugo…-mire de nuevo el baúl- ¿has visto eso?-dije señalándoselo.
- si, pero no se para que es.
- pronto lo descubriréis-dijo un hombre que estaba sentado a mi lado.
- gracias- el hombre sonrió y miro al frente.
- disculpe- pensé para mi “será familia mía” pero antes de que se lo preguntara me dijo.
- soy tu bisabuelo, me llamo Manuel.
- no lo sabia… hola- dije poniéndome toda apurada, aquí había gente que había visto antes pero a otra no.
- tranquila, será todo rápido, en medía hora esto estará resuelto.- después de decir eso mi bisabuelo, la sala había un silencio sepulcral, nadie hablaba mi abuelo estaba tendido en la mesa con los ojos cerrados, mi abuela estaba delante mío.
- bienvenidos a todos-dijo mi abuela con tono frió- mi marido Peter Vesisn, ¡hoy! Formara parte de nuestra orden, mi misión es hacer que el sea uno de los nuestros , por eso mismo procederé al ritual.-nadie hablaba todo el mundo escuchaba y miraba a mi abuela- como la tradición manda, uno de nosotros le transformara, persona que será elegida por la persona en cuestión, así que dicho esto, y con los miembros del consejo de testigo procederé a ello.- dicho esto, le desabrocho la camisa a mi abuelo, mi abuelo giro la cabeza y pude ver sus ojos posarse en mi, sonrió y me miro tranquilo, luego no pude verlo mas , vi solo como mi abuela poso sus labios en su cuello y escuche chillar a mi abuelo, después de un rato, mi abuela cogió un paño que tenia a mano derecha en la mesa, se lo paso por la boca y dijo- el ritual a finalizado.- unos hombres se levantaron y fueron hacia el baúl y lo abrieron, cogieron a mi abuelo y lo llevaron al baúl depositándolo en el, luego mi bisabuelo se levanto de la silla fue al baúl y lo cerro con llave, después de hacer eso mi bisabuelo, se acercaron a la mesa y vi el libro, el mismo que había utilizado mi abuela para que firmara todo lo referido a la orden, casa uno de los asistentes a la ceremonia fueron firmando uno a uno , habían firmado todos menos Hugo y yo, mi abuela se acerco a nosotros.
- Mel, Hugo, debéis firmar.
- ¿nosotros?-dijo Hugo adelantándose a lo que iba a decir yo.
- si sois testigos y por ello debéis hacerlo- dijo mi abuela tendiéndome la pluma a mi, primero firme yo y luego el.
- bueno ahora debemos ir a la fiesta- dijo mi abuela sonriendo- esto hay que celebrarlo.
- abuela… yo…-dije un poco con miedo, la verdad es que no me apetecía mucho ir a la fiesta.
- entiendo-dijo mi abuela sonriendo- queréis estar solos, bueno otro día será, venga disfrutar del día, y pasarlo bien.
- gracias abuela-dije abrazándola, nos fuimos de allí nos dirigimos a las afueras del castillo.
- Mel, hay una cosa que quería hablar contigo-dijo Hugo serio.
- dime-dije sonriéndole, estábamos cogidos de las manos, mi plan de hacerle feliz estaba en marcha y debía olvidar a Eneko, no había otra solución.
- no es momento para hablar de ello pero…
- anda suéltalo.
- es la universidad, seria mejor que nos fuéramos del pueblo, en la residencia podría protegerte mejor.
- ¿eh?-dije algo extrañada.
- si apenas faltan días para que comiencen las clases.
- vale, si quieres vamos esta misma tarde.
- si, lo prefiero la verdad- pude ver su cara con preocupación.
- Hugo ¿te encuentras bien?
- si, pero no me gusta como esta Claudia, esta muerta de celos y la creo capaz de todo.
- decidido nos vamos ahora, recogemos las maletas y vamos en mi coche hasta allí.
- vale, avisaré a Laura y Oriol que nos vamos para allí.
- Hugo-dije mirándole a los ojos y acariciándole la mejilla- te quiero.
- te quiero mi niña, no dejare que nada te pase- dicho eso nos dimos un beso corto, cosa que no desagrado al contrario, pero una parte de mi seguía recordando a Eneko.

No hay comentarios:

Publicar un comentario